Con un modelo como éste en azul aprendimos en casa todos los hermanos a manejar la bici. Recuerdo el sillin durísimo que tenía -porque debimos cambiarlo- y lo duros que iban los frenos, tanto que me empotraba en todas las puertas y paredes del vecindario cuando mi hermano me estaba enseñando.
Otra bonita anécdota fue perder el equilibrio cuando me percaté que mi hermano no me estaba sujetando por detrás del asiento como hacía normalmente mientras me hablaba...
